Libros del Rincón


ÉRASE UNA NIÑA


Sor Juana Inés de la Cruz

Érase una Niña
como digo a usté,
cuyos años eran,
ocho sobre diez.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Ésta (qué sé yo,
cómo pudo ser),
dizque supo mucho,
aunque era mujer.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Porque, como dizque
dice no sé quién,
ellas sólo saben
hilar y coser...
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Pues ésta, a hombres grandes
pudo convencer;
que a un chico, cualquiera
lo sabe envolver.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Y aun una santita
dizque era también,
sin que le estorbase
para ello el saber.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Pues como Patillas
no duerme, al saber
que era santa y docta,
se hizo un Lucifer.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Porque tiene el Diablo
esto de saber,
que hay mujer que sepa
más que supo él.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Pues con esto, ¿qué hace?
Viene, y tienta a un rey,
que a ella la tentara
a dejar su ley.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

Tentóla de recio;
mas ella, pardiez,
se dejó morir
antes que vencer.
Esperen, aguarden,
que yo lo diré.

No pescuden más,
porque más no sé,
de que es Catarina,
para siempre. Amén.


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