POR UNA NUEVA CULTURA DE LA CONVIVENCIA SOMOS TERRITORIO DE PAZ |
“La Utopía pedagógica, desafíos y esperanzas” |
Además del “Aprender a aprender” y del “pensamiento integrador” y transdisciplinario , la educación del futuro, al cultivar en el ciudadano “global”, conocimientos útiles que le faciliten la comprensión pero también la transformación de un mundo impulsado al cambio a través de la cultura, la ciencia y la tecnología, debe cumplir con un tercer imperativo: El aprendizaje creativo e innovador. De su creatividad, propositividad, actitud y capacidad de cambio y trascendencia, depende su supervivencia como ser inmerso y comprometido con un eco-sociosistema degradado e infravalorado hoy día por una cultura axiológica carente de una visión prospectiva depredante y utilitarista.
Se tiene que pensar que el aprendizaje es un proceso que se orienta al hombre y a la mujer y que debe servirles en su pluridimensionalidad como partes integrantes de un ambiente bio-psico-social. Además, debe concebirse como un proceso formativo que tiene lugar dentro y fuera de la escuela, en la familia, en el trabajo, en la ciudad y en el campo, en la variedad y en la multiplicidad de las formas de relación social, en las actividades del ocio, la recreación y la cultura y en todas las etapas de la vida personal y social.
Cuando hablamos de una educación permanente estamos hablando de una educación que atraviesa toda la geografía existencial, una educación consciente de su exuberante y compleja erogenia que concibe al ser humano en estado de formación permanente, es decir, que reconoce y afirma su capacidad de superación y crecimiento en cualquier edad y situación, la posibilidad y la probabilidad, lejos de los presupuestos y las restricciones sistémicas, de construirse en forma ininterrumpida y dialéctica a lo largo de todas las etapas de su vida.
Los educadores somos conscientes de nuestro compromiso con los nuevos tiempos. El siglo XXI será el siglo del conocimiento; esto significa apropiación, producción y acumulación interactivos y holísticos de conocimientos y saberes, La sociedad del conocimiento traerá profundos cambios que deberán fundamentarse en nuestras propias realidades, en nuestras diferentes dinámicas socioculturales para que sean promovidos a través de la integración de las ciencias exactas y sociales a todos los aspectos que tienen que ver con la actividad socio-económica, política y cultural de la región, el país y nuestra América Latina, vestida con el traje majestuoso de nuestro mestizaje secular.
La tarea de reivindicar nuestra praxis educativa y convertir los conocimientos científicos en útiles, es la que practican los trabajadores del saber. La biodiversidad y la etnodiversidad son la suma aleatoria de las diferencias entre especies y culturas, que hace de la tierra un lugar fascinante para vivir y un escenario para el ser humano que conociendo sabe y que sabiendo se hace cada día más generoso, tolerante y feliz.
Aprender es en realidad cambiar y cambiar no consiste simplemente en aumentar el número de conocimientos y experiencias, sino en organizarlos en una especie de transformación de la estructura mental en y para la vida . Porque el cambio es permanente, la educación también lo deberá ser y sólo podrá ser garantizada si la persona no domina la disciplina de aprender a desaprender. Allí está la clave del desarrollo de la inteligencia emocional y racional y de una revolución educativa basada en el conocimiento y la actitud.
¡El porvenir está en vuestras manos, maestros!
Mgr. Gonzalo Hugo Vallejo Arcila |
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