Libros del Rincón
La pata le duele bastante, y correr en tres no es demasiado fácil. Ni agradable.
El Manchas tenía momentos de duda, de flaqueza.
Hacía días que no probaba bocado.
La carretera parecía que no se iba a acabar nunca.
¿A dónde iba? ¿A quién buscaba?
Pero eran unos pocos instantes.
Hay más tránsito. Las calles se hacen más estrechas.
Es la ciudad que comienza a anunciarse.
La ciudad con sus múltiples ruidos y olores.
Ahora tendrá que seguir armando el rompecabezas de su regreso.
Debe encontrar un lugar muy transitado.
«¡Qué curioso! dice la señora, asomándose a la ventana.
Ese perro que cojea... ¡cómo se parece al perro que vendió mi hijo! ...pero...¡no puede ser!...