Libros del Rincón
Los papás son una cosa seria. El mío, el de Toño, el de Mauro, el de Quique, el de José Luis y el de Beto son más o menos. El mío me deja jugar en la calle, pero nada de acercarme a la avenida. A Toño se le tiene terminantemente prohibido ir a la nevería de don Porfirio. El de Beto es muy enojón, sólo que nunca está en casa: por eso, Beto es el más despreocupado y hace lo que quiere. Pero también, cuando su papá llega, él se tiene que meter. El de Quique es peor que el mío. El de José Luis sí da permiso, pero es obligatorio regresar a las seis en punto, y el de Mauro a veces da permiso de todo y otras veces lo regaña tanto que Dios me libre, y dice todo en el famoso idioma extranjero, de la F, que él inventó.