Miércoles 23 de mayo

Qué chiste, no pasó nada. Llevamos un puñadito de lentejas y lo único que hicimos fue limpiarlas, luego enjuagarlas y ponerlas en un frasco con la boca grande. Las cubrimos con agua y tapamos el frasco con una tela como de pañal de bebé o gasa, y la sujetamos con una liga.

Las dejamos remojando durante toda la noche, y hoy en la mañana tiré el agua sin quitarle la tela, como si fuera un colador para que no se salgan las semillas.

Después las enjuagué y coloqué el frasco inclinado encima del refrigerador tapado con un trapo, para que no les dé la luz. En la noche otra vez las enjuagué y tapé, y así durante tres o cuatro días.

Se lo comentamos a la maestra y dijo que era buena idea. Tengo curiosidad por probarlas a ver a qué saben.