Libros del Rincón


Cambio de horario


El guardia, molesto por las piedritas que Andrés le lanzaba desde su escondite en la cabeza olmeca, dejó su puesto y comenzó a buscar por los alrededores, tratando de descubrir qué pasaba y qué o quién le lanzaba piedritas, sin advertir la cerbatana que salía de la boca de la cabeza olmeca.

Cuando el guardia se hubo alejado bastante, Andrés salió de su escondite y corrió hasta el helicóptero. Quitó las llaves que estaban puestas en el panel de mando y arrancó además todos los alambres que pudo.

Pasó el tiempo y las labores se reanudaron dentro de la muralla. A las 4:30 comenzaron a sacar las figuras ya terminadas y que iban a ser cambiadas por las auténticas. Las colocaron en un semicírculo y todos los hombres se reunieron enfrente. A las 5, tal como se había anunciado, el Gran Señor Negro Negrete subió a un estrado y comenzó su discurso, diciéndoles a los hombres cómo iban a burlarse de todo el mundo.

En ese momento las figuras comenzaron a lanzar pintura negra por todas partes, bañando de pies a cabeza al criminal y a sus ayudantes. El caos fue terrible. Sorprendidos y furiosos comenzaron a correr por todos lados. El Gran Señor Negro Negrete era el más enojado de todos. Al borde de la histeria gritaba sin parar toda clase de groserías. Por si fuera poco, un incendio gigantesco se inició alrededor de la muralla aumentando el desconcierto entre los bañados criminales.

—Lo bueno es que ya viene la policía —les dijo Oso Verde a sus compañeros.

¿Cómo supo Oso Verde que la policía llegaba?

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