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Capítulo 14: REFORMAS EN LA EDUCACIÓN
Capítulo 14: REFORMAS EN LA EDUCACIÓNEl Proyecto 2061 tiene que ver más con la reforma
permanente de la educación que con el mejoramiento inmediato
de las escuelas aunque tales mejoras realmente son necesarias y posibles,
y se encuentran en proceso en muchas partes de los Estados Unidos
de América. Pero, como la nación descubrió después
del Sputnik hace más de 30 años, no puede llevarse a
cabo tan fácilmente la reforma constante de la educación.
LA NECESIDAD DE REFORMALa necesidad de fortalecer la educación científica
en la Unión Americana ha sido reconocida ampliamente en los
numerosos estudios de educación que se realizaron en la década
de 1980. (Una selección representativa de informes se enumera
en la sección "Referencias selectas" al final de
este libro.) Aunque el argumento más poderoso para mejorar
la educación científica de todos los estudiantes puede
radicar en su función de liberar el intelecto humano, gran
parte de la discusión pública se centra en justificaciones
más concretas, utilitarias e inmediatas.
PREMISES DE LA REFORMALa reforma necesariamente toma mucho tiempo Los arreglos rápidos siempre fallan en educación, y por razones fácilmente comprensibles. Tal vez lo más obvio de esto es simplemente el tamaño de la empresa. La educación en los Estados Unidos es un enorme negocio que emplea a más de tres millones de personas, gasta cerca de 200 mil millones de dólares al año y mantiene un capital colectivo que excede el billón de dólares. Es poco razonable creer que la educación elemental y de nivel medio en los Estados Unidos, que atiende casi a 50 millones de estudiantes localizados en más de 80 mil escuelas y 50 estados, podría cambiarse fácil y rápidamente. Incluso con grandes ideas, las mejores intenciones, una inversión de recursos en escala apropiada al trabajo y gran entusiasmo en la tarea, cualquier cambio de fondo en el sistema de educación está destinado a tardar una década o más.Sin embargo, es más que un simple problema de escala. A diferencia de la situación que prevalece en la mayor parte de los demás países, el sistema de educación de los Estados Unidos está descentralizado política y económicamente. Las decisiones en la política educacional y el uso de recursos para educación se toman por literalmente miles de entidades distintas, incluyendo 16 mil distritos escolares separados, 3 300 colegios y universidades, 50 estados, varias dependencias del gobierno federal y los tribunales de todo nivel. Este estado de cosas puede tener sus ventajas, pero la capacidad para el cambio rápido no es una de ellas. Antes que todo, toma tiempo construir un consenso amplio entre los educadores y el público sobre la necesidad de un cambio radical. Después, se requiere más tiempo para llegar a un encuentro nacional de expertos en el que se analizarían cuáles deberían ser los ingredientes principales de la reforma. Se requiere aún más tiempo para redactar los planes de acción, someter a prueba ideas e iniciar actividades en decenas de miles de instituciones diferentes. Por último, la reforma tiene que ver más con la gente
que con políticas, instituciones y procesos. Y la mayoría
de las personas no sólo los educadores tienden a cambiar lentamente
cuando se trata de actitudes, creencias y formas de hacer las cosas.
Los maestros y administradores llevan a su trabajo la gama completa
de las opiniones humanas sobre los propósitos de la educación,
la naturaleza de la gente joven y la mejor manera de fomentar el aprendizaje.
Sus puntos de vista se han derivado y reforzado con años de
experiencia como estudiantes, maestros y con frecuencia padres. Los
profesionales sensibles no reemplazan sus opiniones y patrones de
conducta arraigados en respuesta a un mandato o a la última
moda; en lugar de ello, responden al sentimiento en desarrollo entre
colegas respetados, a los incentivos que recompensan los esfuerzos
serios para explorar nuevas posibilidades, y a la retroalimentación
positiva que puede provenir de experimentar con nuevas ideas de vez
en cuando, lo cual tomará años. La colaboración es esencial Los enfoques monolíticos de la reforma educativa no son la forma estadounidense, y por una buena razón: ningún grupo o sector tiene la posesión absoluta de la sabiduría, la inventiva, los recursos y la autoridad, y pocos problemas educativos de consecuencia tienen solamente una posible solución. Pero la diversidad del esfuerzo puede tener sólo un pequeño impacto a escala nacional si quienes se proponen cambiar las cosas apuntan en direcciones diferentes sin preocuparse por los demás. El aislamiento en educación no es posible ni deseable, sino un compromiso de colaboración. Desde el punto de vista operativo, tal compromiso significa compartir ideas e información con quienes están tratando de resolver el mismo problema o problemas afines. En el contexto de la reforma de la educación en ciencia, esta observación se aplica a la comunidad científica por sí misma hasta el grado en que desee hacer contribuciones significativas al proceso de la reforma educativa.El Proyecto 2061 constituye, desde luego, solamente uno de los muchos esfuerzos para trazar nuevas direcciones en la educación en ciencia, matemáticas y tecnología, y para lograr mejoras significativas en el sistema actual. De uno a otro lado de la nación, los maestros y las escuelas se están esforzando, a menudo en contra de muchas dificultades, para cambiar la situación y en algunos distritos escolares y estados, la reforma vigorosa está ahora al orden del día. Además, a escala nacional, hay proyectos muchos de ellos financiados por fundaciones y dependencias gubernamentales y centrados en asociaciones profesionales, universidades y organizaciones independientes que enfocan varios aspectos de la reforma. Es necesario vincular los diversos esfuerzos de reforma para brindar coherencia al movimiento. Aunque las ideas creativas para la reforma educativa provienen de
muchas fuentes, solamente los maestros pueden ofrecer la perspicacia
que surge de la experiencia intensa y directa en el salón de
clases. Aportan a la tarea de la reforma el conocimiento de los estudiantes,
el oficio y una cultura escolar de que otros carecen. Además,
la reforma no puede imponerse a los maestros por los mandos superiores
o por personas ajenas al gremio. Si los profesores no están
convencidos de que los cambios propuestos valen la pena, no van a
poder implantarlos de manera enérgica. Si no comprenden del
todo qué es lo que se pretende o no están suficientemente
preparados para introducir contenidos o formas nuevas de enseñanza,
las medidas reformistas fracasarán. En cualquier caso, cuantos
más maestros compartan las medidas de la reforma y cuanto más
ayuda se les brinde para poner en marcha cambios consensados, mayor
será la probabilidad de que sean capaces de hacer duraderas
tales mejoras. Se necesitan enfoques integrales Las medidas de reforma poco sistemáticas engendran efectos
parciales, si es que los hay. En el nivel del distrito escolar, los
esfuerzos de reforma deben ser inclusivos: todos los grados, todas
las materias, todas las comentes. Es menos demandante concentrarse,
por ejemplo, en mejorar la lectura de tercer grado, estudios sociales
de secundaria, y biología para estudiantes de vocacional. Pero
es improbable que tales cambios no relacionados se agreguen a los
planes de estudio integrales, coherentes y eficaces que a los que
están fragmentados y sobrecargados, como los que ahora existen.
Sin un enfoque más vasto, el cambio estará sujeto a
tener que adaptarse a los límites de los periodos de clase,
materias de la escuela, secuencias y trayectorias, que por si mismas
pueden representar una gran parte del problema. La reforma debe centrarse en las necesidades de aprendizaje científico de todos los niños Cuando se toman en consideración las realidades demográficas,
las necesidades nacionales y los valores democráticos, queda
claro que el país ya no puede descuidar la educación
científica de todos los estudiantes. Ya no se debe permitir
que la raza, el idioma, el sexo o las circunstancias económicas
sean los factores que determinen quién recibe y quién
no recibe una buena educación en ciencia, matemáticas
y tecnología. Descuidar la educación en ciencia de cualesquiera
personas (como ha sucedido con frecuencia con las niñas y los
estudiantes que pertenecen a minorías) significa privarlas
de educación básica, dejándolas en desventaja
para toda la vida y privar a la nación de trabajadores talentosos
y ciudadanos informados una pérdida que el país podría
lamentar. Deben establecerse condiciones positivas para la reforma La reforma requiere crear condiciones para el cambio. No tiene sentido
exhortar a los educadores para que modifiquen lo que están
haciendo y después hacer caso omiso de los obstáculos
que encuentran en su camino. No es de sorprender que una gran barrera
a la reforma es la misma que se opone a la buena educación
en general: las condiciones laborales de los maestros y administradores. |