Libros del Rincón
No me gusta ninguno de los tres finales. La verdad es que éste no es exactamente un cuento, sino la fantasía de uno que no tiene ganas de trabajar. Pero también a él, pobrecillo, hay que comprenderle: ha trabajado toda la vida y siempre ha ganado demasiado poco para encontrarse cien liras en el bolsillo.