Libros del Rincón
Ayer por la tarde, cuando el papá de Paco llegó del trabajo, nos acercamos a él todos juntitos, pero a la hora de la hora nadie tuvo valor. Hoy fuimos de nuevo...
Se llama don Justino. Salía de su coche. Nosotros lo llamamos de lejos, se acercó y le dijimos que nos faltaba uno para completar el equipo. Beto le preguntó si Paco podría jugar con nosotros.
Don Justino frunció el ceño y casi nos echamos a correr, nos habló despacito. Su voz parece radio de transistores. Parecía medio enojado y medio tranquilo.
Dijo que pensaba que era peligroso que los niños jugaran en la calle porque podía pasar un carro. Le dijimos que aquí casi
no pasan, y él dijo que en la avenida había una bajada peligrosa. Le explicamos que nunca íbamos a la avenida. Él se quedó dudando. Todos se lo pedimos. Dijo que lo pensaría.