Libros del Rincón


Una posible pista


En la foto del centro había una especie de barras que no aparecían en la foto antigua. Además, en la foto de la derecha, donde ya no estaba el castillo, ya no había barras sino huecos.

—¿Qué significará eso? —preguntó Cora.

—Creo que estas fotos le interesarán al profesor Pellegrini —opinó el papá de Cora—. Le voy a hablar por teléfono.

—Hey, miren —dijo Isabel 21—, aquí hay algo interesante —y señaló dos camiones y un motociclista que aparecían en la foto del centro.

—Son camiones de la tienda Constantinopla —comentó Andrés.

—Se ven raros... y miren al motociclista, parece que está hablando por radio —continuó Isabel 21.

—Este motociclista es una posible pista —declaró Oso Verde.

—¿Pero cómo vamos a dar con él? —preguntó la niña.

—Mis venerables antepasados decían que un criminal siempre regresa al lugar de su crimen —dijo Tai mientras sacaba su telescopio de bolsillo para observar la multitud.

Oso Verde le preguntó a Cora si les podría conseguir unas bicicletas por un rato.

—Sí, claro... usa la mía y la de mi hermano Rodolfo. Mis vecinas tienen tres; déjame ver cuántas me prestan.

La niña salió mientras los legionarios escudriñaban a la multitud. Cuando regresó les dijo que sólo había conseguido una más.

—Gracias, Cora, con eso será suficiente —le agradeció Oso Verde.

—¡Allí está! —gritó de pronto Tai y corriendo hacia la puerta llamó a sus amigos—: ¡Rápido, tras el motociclista!

¿Dónde encontró Tai al motociclista?

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