Libros del Rincón


Gatos estorbosos


El plan funcionaría si todos caminaban por los ductos sin perderse. Así que Tai pintó señales en todas las partes por donde pasarían. Sincronizaron los relojes y Andrés se despidió. A él le tocaba bajar el interruptor A-8; Oso Verde le recordó que estaba en el centro de la habitación, junto a la máquina marca ARBIUC.

—¿Dijo que hay que apretar el botón rojo para que la máquina transportadora dé marcha atrás y devuelva el castillo de Chapultepec? —le preguntó Tai al doctor Irigoyen.

—Sí, pero debemos esperar a que el interruptor A-8 se haya bajado, pues corremos el riesgo de una sobrecarga y de que explotemos —contestó el profesor, agregando—: Además hay que apretar las teclas REV, DEC, 9875 MRC y BAC. Con esto la máquina se autodestruirá y mi malvado primo nunca podrá construir otra.

—Aquí me quedo —dijo Oso Verde cuando llegaron a la rejilla de ventilación que daba a la cocina—. Los veré en el cuarto de control.

Los demás continuaron su camino hasta llegar a la rejilla situada en el cuarto de control que, para su fortuna, quedaba a unos cuantos centímetros del suelo.

—Tenemos que modificar nuestro plan —dijo Tai asomándose por la rejilla—. ¡Allí hay tres gatos!

¿Dónde vio Tai a los gatos?

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