Libros del Rincón


Los hombres misteriosos


Los legionarios se escondieron tras unas piedras lejos de la entrada. Oso Verde había distinguido una cabeza enmascarada entre los árboles que se veían por la ventana de la derecha.

El jeep salió a toda velocidad y se perdió bajo la lluvia.

—Vamos a tener que quejarnos de ese miedoso de Anselmo —dijo Tai.

—A lo mejor tenía razón —opinó Isabel 21.

—Ssshhh... allí vienen —murmuró Oso Verde.

Un grupo de cinco hombres vestidos de negro y con una máscara igual a la del dibujo de la tabla, llegaron a la choza.

—¿Viste ese coche? —preguntó uno de los hombres al que parecía ser el jefe del grupo.

—Sí, debió ser un turista perdido... tenemos que apresurarnos porque con esta tormenta se nos ha hecho tarde.

Y ante el asombro de los niños cada hombre levantó un gran bloque de piedra sin esfuerzo. Llevando las piedras sobre su cabeza salieron y se perdieron en la selva.

—¡Deben pesar toneladas! —exclamó Tai sin salir de su asombro.

Oso Verde trató de mover una de las piedras pero resultó imposible, pero Andrés que había estado examinando el lugar se acercó a un bloque y con una gran sonrisa lo levantó sin mucho esfuerzo.

Sus amigos abrieron la boca sin creer lo que veían.

—¿Cómo lo hiciste? —exclamaron.

—Descubrí de lo que están hechas algunas de estas piedras.

¿Puedes descubrir de qué estaban hechas las piedras?

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