Dentro del contexto globalizador con todas
sus manifestaciones, exige que la familia y la escuela,
sean escenarios de modos de vivir sanos para el desampeño
de personas facilitadoras del cambio.
El patrimonio cultural del núcleo familiar
y la continuación de el en la escuela, permite adquirir
un sentido de pertenencia, referido a la formación
de ciudadanos integros y transformadores de un mundo, que
desde los valores merece ser tomado como espacio de ubicación
personal y social.
Los componentes encaminados a elevar niveles
de saberes, conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes,
favorece la auto-estima del hombre y lo capacita para la
traducción y solución de problemas.
JUSTIFICACIÓN
El retomar, practicar, vivenciar, descubrir,
perpetuar y trascender los principios éticos y los
valores humanos plantea la creación de fortalezas
educativas que permitan la personalización del hombre.
El vivir en un mundo lleno de contrastes,
paradigmas y hechos que observan la dimensión y la
dignidad del Ser Humano, la enseñanza de la Ética
y los Valores Humanos, deben ser prioritaria dentro del
plan de estudio de las Instituciones educativas.
Los y las estudiantes en su cotidianidad viven
en una serie de dificultades que deben ser orientadas desde
la familia y la escuela. La tradicción de ellas a
partir de conocimientos elementales, prepara para la apropiación
de posibilidades y soluciones de ellas.
El docente como orientador debe canalizar
procesos que desemboquen en el fortalecimiento de expectativas,
saberes, conocimientos y la práctica humana. El aula
como espacio para desarrollar conceptos acciones pedagógicas
y orientaciones comportamentales, proyectará al estudiante.